Un fisioterapeuta tiene como principal objetivo tratar al paciente para que este realice tareas cotidianas (comer, caminar, subir escaleras, entre otras) de forma independiente o, dicho de otra manera, la meta del fisioterapeuta es tratar la funcionalidad, de esta forma diagnostica y valora la función física, la cual está conformada por aspectos como el rendimiento cardiopulmonar, la movilidad y flexibilidad, el control neuromuscular (coordinación), la estabilidad, el balance o equilibrio y, por último la función muscular.
El fisioterapeuta trata estos aspectos, ya que como se explicó anteriormente en los modelos de la fisioterapia, al recomponer los sistemas (nervioso, respiratorio, cardiovascular, tegumentario, osteomuscular) se podrá reestablecer el movimiento corporal humano.
Dentro de este objetivo es importante la valoración y evaluación del paciente, cabe destacar que, valoración constituye a establecer resultados y a dar valores a las capacidades, mientras que la evaluación es aquel proceso de seguimiento o análisis que se realiza al paciente; la evaluación es constante, ya que en cada momento de la terapia se evalúa.
Dentro de la evaluación el paciente es un generador de datos, el cual nos ayudará a que las terapias que se realicen sean efectivas. Para ello los datos se deben recoger en el siguiente orden:
1ro. Auditivos (realizar entrevista).
2do. Visual (observar).
3ero. Táctil (palpar).
4to. Mixto (emplear diversos mecanismos: goniometría, test de fuerza, cuestionarios, escalas).
Y este mismo orden aplica al realizar historias médicas o clínicas. Entre mejor sean los datos que genere el paciente mayor probabilidad tendrá de que su recuperación sea óptima y a corto plazo.